PRESENTACIÓN

La participación de las mujeres en la lucha por sus derechos es y fue una constante en la historia de Bolivia. Desde las primeras resistencias indígenas lideradas por heroínas como Bartolina Sisa, hasta las marchas contemporáneas por la igualdad y contra la violencia de género, las mujeres han tejido una historia de resistencia y transformación. Este recorrido no solo nos invita a reconocer los hitos que marcaron el movimiento feminista, sino también a recuperar la memoria histórica de las luchas, conquistas y los desafíos que aún persisten.

En este espacio digital, la tecnología se convierte en un puente que conecta el pasado con el presente, tomando en cuenta los hitos en la historia boliviana e internacional desde 1952 hasta la actualidad, permitiéndonos acceder, reflexionar y difundir las historias que han forjado el camino hacia la igualdad, mediante enlaces donde se puede ingresar para ampliar la información sobre el tema. Revisar y compartir estos relatos es un acto de justicia y compromiso para inspirar a nuevas generaciones en la construcción de un futuro más equitativo e inclusivo.

ANTECEDENTES

Antes de 1952, las mujeres bolivianas sentaron las bases de sus luchas por derechos civiles, sociales y políticos, desafiando las estructuras patriarcales. La expansión de la educación para las mujeres, liderada por figuras como Adela Zamudio, permitió cuestionar la desigualdad de género y desarrollar un pensamiento crítico desde la cultura y la literatura. Organizaciones como el Ateneo Femenino (1923) promovieron debates sobre el rol de las mujeres, su acceso a la educación y la lucha por el sufragio. Aunque los intentos de lograr el voto en los años 1920 y 1930 no prosperaron, marcaron un hito en la organización política de las mujeres. Durante la Guerra del Chaco (1932-1935), su rol, como enfermeras y organizadoras de apoyo, evidenció su capacidad de participar activamente en momentos críticos.

En las décadas siguientes, la fundación de la Federación de Mujeres de Bolivia (1940) impulsó demandas laborales, sociales y políticas. Su protagonismo en la Revolución Nacional (1940-1952), mediante movilizaciones y redes de apoyo, marcó su incursión en las luchas populares. Aunque la ciudadanía plena de las mujeres no se reconoció hasta el voto universal en 1952, estas acciones y organizaciones consolidaron los cimientos para la igualdad de derechos y la participación política de las mujeres en Bolivia.

La lucha de las mujeres bolivianas por la inclusión no solo ha transformado las estructuras políticas, sino que ha generado un cambio cultural profundo, inspirando a nuevas generaciones a continuar derribando barreras y construyendo una democracia más inclusiva. Este recorrido histórico refleja un compromiso colectivo que trasciende generaciones, demostrando que la lucha por la igualdad es esencial para el desarrollo de una sociedad más justa.

Si quieres saber más sobre el protagonismo de las mujeres en la historia de Bolivia, haz clic en el siguiente enlace:

«La participación de las mujeres en Bolivia»

DE 1952 A 1981

30 AÑOS ENTRE DICTADURAS Y MOVILIZACIONES SOCIALES

Bolivia vivió un periodo de dictaduras y movilizaciones sociales que impactaron profundamente en la lucha que las mujeres sostuvieron para alcanzar y ejercer sus derechos. A pesar de la represión, las mujeres, tanto amas de casa, como mineras, activistas, estudiantes y sindicalistas, desempeñaron un papel crucial en la resistencia y organización. Las mujeres no solamente exigieron democracia, sino también reivindicaciones específicas para concretar sus derechos como trabajadoras, madres y lideresas.

A pesar de los desafíos de la época, las mujeres destacaron por su valentía. Entre ellas: María Teresa Solari, presidenta de la Unión Cívica Femenina; Domitila Barrios de Chungara, Aurora Villarroel de Lora, Nelly Colque de Paniagua, que fueron parte de las Amas de Casa Mineras; Lidia Gueiler Tejada, primera presidenta interina de Bolivia, y Sabina Cuellar y Lucila Mejía de Morales, primeras dirigentas de la Federación Nacional de Mujeres Campesinas de Bolivia, entre otras.

1952

REVOLUCIÓN Y DERECHOS: EL VOTO UNIVERSAL Y LA REFORMA AGRARIA

La Revolución Nacional de 1952 marcó un hito en la historia boliviana al implementar el voto universal, lo que significó la integración de las mujeres y las comunidades indígenas al proceso político del país. Aunque este cambio otorgó ciudadanía plena a todas las personas mayores de edad, permitiendo por primera vez que las mujeres ejercieran su derecho al voto, no significó una transformación en la equidad de género ni en la representación política efectiva de la nueva población votante. En 1956, bajo este nuevo sistema, se celebraron las primeras elecciones nacionales con una participación histórica de casi un millón de votantes, lo que representó el 83% de las/os habilitados, un aumento significativo frente a los comicios de 1951. Hernán Siles Suazo ganó con una amplia mayoría. 

En paralelo, la reforma agraria de 1953 transformó las estructuras rurales debido a la redistribución de tierras, proceso que impactó especialmente a las mujeres indígenas y campesinas. Aunque las asignaciones favorecieron mayoritariamente a los hombres, las mujeres comenzaron a demandar acceso igualitario a la propiedad y a los recursos productivos. Estos avances, aunque limitados por las barreras culturales de la época, sentaron las bases para la lucha por la justicia social, la equidad de género y la participación activa de las mujeres como agentes de cambio en el desarrollo político y social del país.

Mujeres y campesinos votan por primera vez en 1956 Foto: Periódico El Diario
Mujeres y campesinos votan por primera vez en 1956
Foto: Periódico El Diario
VOTO UNIVERSAL

por Lourdes Montero | Feminista. Doctora en Ciencias Sociales

1961

LA RESISTENCIA DE LAS AMAS DE CASA MINERAS

Las esposas de mineros apoyaron a sus esposos en las huelgas y protestas frente a las duras condiciones de vida en los campamentos. De esta manera, en 1961, las amas de casa mineras se organizaron en el centro minero de Siglo XX y lideraron diferentes movilizaciones para exigir mejoras en alimentación, servicios básicos y salud, tras la nacionalización de las minas.

En 1971, Domitila Barrios de Chungara se convirtió en figura central del movimiento asumiendo su representación en la Asamblea del Pueblo, y destacando en la lucha contra la dictadura militar. Su nivel de resistencia marcó un hito significativo en la lucha de las mujeres bolivianas por conseguir justicia social y laboral.

Amas de casa mineras organizadas Foto: Llallagua FOTOS antigua
Amas de casa mineras organizadas
Foto: Llallagua FOTOS antigua

Entre los años 1960 y 1980

El ciclo militar de dictaduras y represión se tradujo en la pérdida de derechos y el exilio de toda una generación. Este proceso recoge principios feministas internacionales, convirtiéndolos en portadores de una visión de la socialdemocracia europea. Así, se comienza a ampliar el derecho al reconocimiento de las mujeres en la participación política constituyéndose en eje fundamental para resolver las demás contradicciones y desigualdades.

INTERNACIONAL

DECLARACIÓN DEL DÍA Y AÑO INTERNACIONAL DE LA MUJER POR PARTE DE LA COMUNIDAD DE NACIONES UNIDAS

La primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en México en 1975 durante el Año Internacional de la Mujer, marcó un hito en la lucha global contra la discriminación de género, recordando a la comunidad internacional la persistencia de esta problemática en muchas partes del mundo. Este evento, junto con el Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer (1976-1985), abrió un diálogo global sobre igualdad de género y sentó las bases para promover el avance de las mujeres, que se consolidó en las subsiguientes conferencias mundiales realizadas en Copenhague en 1980, Nairobi, en 1985 y Beijing, en 1995.

45 aniversario de la Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer, 1975

1977

1979

MANDATO DE LIDIA GUEILER TEJADA

Lidia Gueiler Tejada, quien fue presidenta de Bolivia entre 1979 y 1980, se destacó en la historia como la primera mujer en asumir la presidencia del país. Su carrera política se consolidó desde la participación activa que sostuvo en el movimiento de mujeres y en la defensa de los derechos humanos. Gueiler es símbolo de la resistencia frente a la dictadura y el patriarcado, habiendo sido parte del Comando de Las Barzolas, un grupo de mujeres que luchó durante el gobierno de facto de Hugo Banzer. Su liderazgo también reflejó su capacidad para enfrentar desafíos dentro de un entorno político dominado por hombres, abriendo puertas para la participación política femenina en el país.

Su mandato, aunque breve, fue crucial en la consolidación del proceso democrático en Bolivia. Gueiler Tejada demostró que las mujeres eran capaces de liderar en momentos de crisis política y en espacios históricamente negados a su participación. Ejemplo del poder de la organización femenina en un contexto político turbulento, marcó un hito en la historia de Bolivia, a través de la  firma de la Convención CEDAW el 30 de mayo de 1980.

Lidia Gueiler Tejada jura como presidenta de Bolivia

1980

1982 A 1989

En la década de 1980, tras años de dictaduras, Bolivia vivió una transición hacia la democracia que también marcó un punto de inflexión para el movimiento feminista. Las mujeres se organizaron en congresos y encuentros para demandar igualdad en educación, empleo y participación política, así como la erradicación de la violencia de género. Aunque el Estado enfrentaba una crisis y no priorizaba estas demandas, surgieron ONG feministas que lograron incidir en la agenda pública. Este periodo fue clave para vincular la lucha por la igualdad de género con la construcción democrática del país, sentando las bases para importantes avances legislativos en las próximas décadas.

Mujeres destacadas como Clara Torrico, Gloria Ardaya, Amalia Decker, Ana Quiroga, Remedios Loza, Mónica Medina, Wilma Plata, Carmen García y Erika Brockmann, entre otras, desempeñaron un papel crucial en el fortalecimiento de este movimiento, contribuyendo a consolidar avances significativos, desde sus diversas trayectorias y luchas.

1982

RETORNO A LA DEMOCRACIA

El 10 de octubre de 1982, Bolivia marcó un cambio histórico con el retorno a la democracia, cuando, tras intensa presión social e internacional, se reconocieron los resultados electorales de 1980. De esta manera, Hernán Siles Zuazo asumió la presidencia, poniendo fin a 32 años de regímenes autoritarios, ya que el golpe militar liderado por Luis García Meza en 1980 anuló las elecciones en las que había triunfado como candidato de la Unidad Democrática y Popular (UDP). Esta alianza de fuerzas progresistas proyectaba un gobierno comprometido con la democracia y la justicia social. Sin embargo, la dictadura desató una etapa de represión que impactó especialmente a las mujeres, quienes enfrentaron violencia política y exclusión.

El retorno democrático fue también un catalizador para la movilización de las mujeres, quienes intensificaron sus luchas por la igualdad de género y la participación política. Aprovechando la apertura política, organizaron talleres, campañas y protestas que visibilizaron las problemáticas de género ignoradas durante las dictaduras. Este nuevo contexto permitió a mujeres lideresas, muchas de ellas vinculadas a movimientos sociales, consolidar sus demandas, sentando las bases para futuras conquistas, como la incorporación de agendas feministas y la lucha por derechos que transformarían el escenario político y social en décadas posteriores.

Bolivia retorna a la democracia Foto: Periódico El Diario
Bolivia retorna a la democracia
Foto: Periódico El Diario

1983

ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES EMERGENTES EN EL CONTEXTO NACIONAL

En la década de 1980, durante el retorno a la democracia en Bolivia, emergieron organizaciones clave de lucha por los derechos de las mujeres, como el Centro de Información y Desarrollo de la Mujer (CIDEM), el Instituto de Formación Femenina Integral (IFFI), el Centro de Promoción de la Mujer Gregoria Apaza y el Centro Juana Azurduy, entre otras. Estas organizaciones nacieron de la necesidad de abordar demandas específicas relacionadas con género que no eran priorizadas por los partidos políticos tradicionales, como el MIR, de donde muchas de las pioneras de estas organizaciones son disidentes.

Mujeres aymaras en las protestas que tomaron las calles de Bolivia en 2003
Foto: AFP

Varias fundadoras, que habían enfrentado la represión durante las dictaduras, fueron encarceladas, golpeadas y, en muchos casos, exiliadas a países como Holanda y otros de la socialdemocracia europea. Durante su exilio, se vincularon a movimientos feministas que influyeron profundamente en sus perspectivas, y al regresar a Bolivia participaron en numerosas reuniones que culminaron con la creación de estas organizaciones.

Este hecho representó un hito histórico para la articulación de demandas feministas, en un contexto democrático recién recuperado. Se enfocaron en temas como la violencia de género, la formación política y el empoderamiento de las mujeres, mientras impulsaban la creación de ONG especializadas en derechos para las mujeres. Este proceso sentó las bases para una agenda feminista autónoma que trascendió las lógicas partidarias y promovió la justicia social con perspectiva de género. Su legado continúa siendo esencial para la defensa y avance de los derechos de las mujeres en Bolivia.

Mujeres como Clara Torrico, Gloria Ardaya, Amalia Decker y Ana Quiroga, entre otras, fueron claves para el fortalecimiento de este movimiento.

1985

1986

1989

POLLERAS EN EL PARLAMENTO BOLIVIANO

En 1989, Francisca Remedios Loza Alvarado, más conocida como  Comadre Remedios, se convirtió en la primera mujer diputada indígena del país, desafiando los estereotipos de género y de raza en una sociedad profundamente patriarcal.

Remedios Loza rompió barreras históricas al acceder al Parlamento, simbolizando la visibilización y el reconocimiento de las mujeres de pollera en espacios de poder que tradicionalmente les habían sido negados. No solo se destacó como pionera política, sino también como ícono de resistencia y empoderamiento, inspiró a numerosas mujeres de pollera a involucrarse en la vida pública y a luchar por sus derechos.

Su trayectoria política aportó a la construcción de una sociedad más inclusiva y justa en Bolivia, sentando las bases para futuras generaciones de mujeres que continúan desafiando las estructuras de poder y promoviendo la equidad de género.

Remedios Loza: Rompiendo barreras en el Parlamento Boliviano
Foto: Archivo RTP

DÉCADA DE 1990

Las organizaciones de mujeres y feministas se consolidaron durante esta década, desempeñando un papel crucial en las reformas legislativas en favor de la participación de mujeres, generando mayor inclusión y cohesión en el Parlamento, y evidenciando el papel fundamental que desempeñan en la construcción de una sociedad más justa e inclusiva. Gracias al esfuerzo colectivo de organizaciones clave de mujeres, se lograron importantes avances que transformaron la realidad, consolidando un camino hacia una sociedad más justa e inclusiva. En este contexto destacaron personalidades como Sonia Montaño, Carmen Beatriz Ruiz, Patricia Flores, Wilma Plata, Sonia Brito, Julia Ramos y Margarita Terán, entre otras.

También fue un periodo en el que se dio inicio al reconocimiento de acuerdos internacionales que Bolivia había suscrito en años pasados, como la CEDAW (Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer),  y los compromisos de la Conferencia de Beijing en 1985 que consolidaron una plataforma global para los derechos de las mujeres. Este hito derivó de un contexto de creciente activismo feminista en el país y la articulación con luchas internacionales por la equidad de género. En el ámbito educativo, se implementaron programas para reducir la brecha de género en la alfabetización y en el acceso a la educación primaria y secundaria, reconociendo la importancia de la educación como herramienta fundamental para el empoderamiento de las mujeres y la promoción de la equidad social.

1990

BOLIVIA RATIFICA LA CEDAW “CONVENCIÓN SOBRE LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS FORMAS DE DISCRIMINACIÓN CONTRA LA MUJER”

El 8 de junio de 1990, Bolivia ratificó su adhesión a la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW por sus siglas en inglés), que es una agenda política que obliga a los gobiernos y a los Estados a incorporarla en distintos ámbitos de la vida familiar, pública, privada y polìtica, para que las mujeres logren un nivel de convivencia igualitaria en su propia sociedad. Hasta ese entonces, Bolivia era uno de los pocos países que aún no la había ratificado. Estando ya en etapa democrática, en el periodo presidencial de Jaime Paz Zamora se logró la ratificación por parte del Estado boliviano.

Convention on the Elimination of All Forms of Discrimination Against Women (CEDAW)
Foto: Human Rights Educators USA

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

CREACIÓN DE ACOBOL PARA LA DEFENSA DE LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES

La Asociación de Concejalas y Alcaldesas de Bolivia (ACOBOL) es una organización nacional que representa a mujeres electas en cargos municipales, como concejalas y alcaldesas. Fue fundada el 13 de agosto de 1999, estableciéndose como respuesta al acoso político y las dificultades que las mujeres enfrentaban en espacios municipales, donde su participación era limitada y a menudo mal recibida. Como entidad civil sin fines de lucro y multipartidaria, ACOBOL trabaja para fortalecer la presencia y los derechos de las mujeres en la política local, promoviendo la equidad y ayudando a reducir las barreras de desigualdad en el ámbito municipal. Su estructura incluye nueve asociaciones departamentales, lo que le permite articularse en todo el país y representar institucionalmente a las mujeres en los gobiernos municipales.

ACOBOL contribuye a la defensa de los derechos políticos de las mujeres, fortaleciendo sus capacidades de gestión pública y promoviendo la incorporación de una perspectiva de género en las políticas municipales. Este trabajo es fundamental en el contexto boliviano, donde el acoso y la resistencia a la participación de las mujeres en política son desafíos constantes. Además, ACOBOL fomenta la creación de un entorno de apoyo y capacitación, ayudando a las mujeres líderes a navegar y transformar los espacios políticos, creando condiciones más inclusivas que representan los intereses de toda la comunidad.

Concejalas de La Paz organizadas
Foto: ACOBOL
ACOBOL un trabajo comprometido con la participación política de las mujeres
Foto: ACOBOL

DÉCADA DE 2000

La década de 2000 a 2010 en Bolivia fue un periodo de intensas transformaciones políticas y sociales, impulsadas por la inconformidad popular ante políticas neoliberales y extractivistas que culminaron en dos hitos históricos: la Guerra del Agua (2000) y la Guerra del Gas (2003). Estos levantamientos masivos en Cochabamba y El Alto, respectivamente, marcaron el rechazo a la privatización de recursos naturales esenciales, como el agua y el gas, evidenciando un profundo malestar con el modelo económico impuesto en las décadas previas. Las movilizaciones, protagonizadas por diversos sectores sociales, incluidas mujeres indígenas y campesinas, derivaron en la renuncia de presidentes como Gonzalo Sánchez de Lozada y abrieron un nuevo capítulo en la historia política del país con el ascenso de Evo Morales en 2006, tras un un punto de inflexión en el contexto de crisis política y social. Su gobierno, respaldado por movimientos sociales y feministas, impulsó la Asamblea Constituyente (2006-2009), donde las mujeres lograron avances significativos, como la inclusión de la paridad y alternancia de género en la nueva Constitución de 2009. Además, se fortalecieron las demandas por la descolonización y la despatriarcalización del Estado. Aunque este periodo consolidó derechos históricos, también evidenció tensiones en torno a los modelos de desarrollo y la lucha contra la desigualdad de género.

Mujeres representativas de diferentes espacios, como Silvia Lazarte, Mirtha Quevedo, Norah Soruco, Leonilda Zurita, Lupe Pérez, Ángela Fuentes, entre otras, emergieron como voces presentes en un periodo histórico que marcó la historia de Bolivia.

2000

LA GUERRA DEL AGUA

La Guerra del Agua, ocurrida en Cochabamba en el año 2000, fue un levantamiento popular en respuesta a la privatización del servicio de agua potable. Esta decisión fue parte de las políticas neoliberales impulsadas durante el gobierno nacional de Hugo Banzer Suárez y de Manfred Reyes Villa como alcalde local, quienes otorgaron la concesión del suministro de agua a la empresa Aguas del Tunari, un consorcio empresarial formado por Bechtel, la empresa norteamericana Edison, la española Abengoa, Politropolis, Petricevich y SOBOCE, aumentando drásticamente las tarifas e incluso gravando el uso de agua de lluvia. La población especialmente las mujeres, principales gestoras del agua para el consumo doméstico y la agricultura, sufrió el impacto directo de estas medidas, viéndose obligada a organizarse para defender un recurso esencial para la vida. Los sectores afectados, entre ellos campesinos, regantes y organizaciones vecinales, formaron la Coordinadora de Defensa del Agua y la Vida, y entre enero y abril de 2000, se desarrollaron intensas protestas, bloqueos y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, dejando cientos de heridos y el lamentable fallecimiento del joven Víctor Hugo Daza.

El conflicto culminó con la expulsión de Aguas del Tunari y la anulación del contrato, marcando un hito en la lucha por el derecho al agua como bien público. Este evento fortaleció el movimiento social en Bolivia y sentó las bases para futuras luchas contra las políticas neoliberales, subrayando la capacidad de resistencia colectiva de las comunidades marginadas.

Las mujeres cochabambinas tuvieron un papel protagónico en las movilizaciones, desde el liderazgo de protestas hasta garantizar la sostenibilidad del movimiento a través de redes de apoyo comunitario. Su participación evidenció la relación crucial entre género y acceso a recursos, resaltando las desigualdades que enfrentan en contextos de crisis.

Guerra del Agua, Cochabamba, Bolivia. Abril 2000.
Autor: Aldo Cardoso

2003

LA GUERRA DEL GAS

La Guerra del Gas, ocurrida en octubre de 2003, marcó un antes y un después en la historia política de Bolivia. Este conflicto tuvo sus raíces en décadas de exclusión social y económica, exacerbadas por las políticas neoliberales de los años 90. El detonante fue la propuesta del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada de exportar gas natural a Estados Unidos y México utilizando un puerto en Chile, país con el que Bolivia mantiene una relación tensa por la pérdida del litoral en la Guerra del Pacífico. Esta decisión, vista como un acto de entrega de los recursos nacionales a intereses extranjeros, generó indignación entre diversos sectores sociales.

Las protestas comenzaron en El Alto y se expandieron rápidamente hacia La Paz y otras regiones. El rechazo al proyecto gasífero se sumó a demandas históricas por mayor inclusión y respeto a los derechos de las comunidades indígenas y campesinas. Durante las movilizaciones, mujeres alteñas jugaron un rol central organizando bloqueos, coordinando la logística en barrios, y liderando marchas junto a otros sectores. Madres y esposas de las víctimas de la violenta represión, que dejó más de 60 muertos y cientos de heridos, se convirtieron en símbolos de resistencia y lucha por la justicia.

La crisis culminó con la renuncia y huida de Sánchez de Lozada a Estados Unidos. Este hecho no solo dejó una profunda herida en la sociedad boliviana, sino que también sentó las bases para una reconfiguración política que llevó a la llegada de Evo Morales al poder en 2006. La Guerra del Gas subrayó la importancia de las luchas populares en la redefinición de las prioridades nacionales y evidenció la capacidad organizativa y resiliencia de las mujeres en los momentos de crisis.

Mujeres aymaras en las protestas que tomaron las calles de Bolivia en 2003 Foto: AFP
La icónica fotografía del «ninja» alteño durante la Guerra del Gas
Foto: José Luis Quintana – Reuters

2004

2006

2008

RED LB BOL: VOZ Y PRESENCIA DE MUJERES DIVERSAS EN BOLIVIA

La Red de Mujeres Lesbianas y Bisexuales de Bolivia (Red LB Bol) se consolidó en 2008, aunque su gestación ocurrió mucho antes, a partir de encuentros nacionales realizados desde 2006. Estos encuentros permitieron a mujeres lesbianas y bisexuales de diversos departamentos unirse, compartir experiencias y plantear demandas específicas, ante la falta de representación en las agendas TLGB. La Red surge gracias al esfuerzo de mujeres como Ángela Fuentes, Marlene Cassis, Pamela Villarroel y Janina Camacho, quienes se pusieron al hombro la tarea de concebirla como un espacio colectivo de apoyo mutuo y activismo, destacándose por su estructura horizontal y no centralizadora. Su presentación pública durante el Congreso TLGB de 2008 marcó un hito al visibilizar las necesidades y luchas de las mujeres lesbianas y bisexuales en Bolivia.

El nombre de la Red refleja su propósito: ser un sostén frente a la exclusión, visibilizar la diversidad y fortalecer el activismo desde la colectividad, construyendo un espacio propio dentro del movimiento.

Actividades de difusión para dar a conocer la Red
Foto: RED LB BOL

2009

DÉCADA DE 2010

Después de la Asamblea Constituyente, las mujeres lograron mayor representación en cargos de liderazgo y control social, como alcaldías y concejos municipales, gracias a políticas de paridad y alternancia estipuladas en las nuevas normas que regían los poderes del Estado Plurinacional. Estos logros fueron el resultado del trabajo articulado y de alianzas que superaban la ideología partidista y promovían una agenda común que respondiera a los derechos y necesidades de las mujeres. En este contexto, destacaron mujeres como Gabriela Montaño, Elizabeth Reyes, Rebeca Delgado y Jimena Costa.

También se contó con el apoyo de lideresas de la sociedad civil, académicas y organizaciones feministas como la Coordinadora de la Mujer, que jugó un papel articulador entre las mujeres políticas y las activistas de base. En este contexto, se apuntaba a la consolidación de una agenda legislativa feminista que llegó a promulgar leyes emblemáticas como la Ley 348, Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, o la Ley 243, Ley contra el Acoso y la Violencia Política hacia las Mujeres.

Fue una década en que las condiciones políticas y sociales permitieron la emergencia de mujeres lideresas locales y nacionales como Soledad Chapetón, Susana Rivero, Sonia Brito, Ana Lucía Reis, Adriana Salvatierra, Nélida Sifuentes y Marianela Paco.

Asimismo, el movimiento feminista y movilizaciones como «Ni Una Menos», el «Parlamento de las Mujeres» o el “Aquelarre subversivo” visibilizaron la lucha contra los feminicidios y la violencia de género, usando tanto las calles como las redes sociales para impulsar cambios y realizar denuncias.

En el ámbito económico, programas de microcréditos y capacitación para mujeres rurales e indígenas promovieron su autonomía financiera, reduciendo la brecha económica y fortaleciendo su empoderamiento en las comunidades

2010

2012

2013

PROTECCIÓN Y JUSTICIA PARA MUJERES: PROMULGACIÓN DE LA LEY 348, LEY INTEGRAL PARA GARANTIZAR A LAS MUJERES UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA

Bolivia dio un paso significativo en la protección de los derechos de las mujeres con la promulgación de la Ley 348 para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, un marco integral que reconoce 16 tipos de violencia, entre ellos la violencia física, psicológica, sexual, económica, e incluso el feminicidio. Esta ley establece medidas claras de protección y sanción contra los agresores. Este avance fue fruto de años de lucha del movimiento feminista, que demandaba una respuesta firme ante la violencia de género. 

La Ley 348 también establece mecanismos clave, como la inclusión de la violencia como delito penal con penas más severas, la creación de campañas de sensibilización y educación, y la implementación de instituciones especializadas en la atención a las víctimas, como ser los SLIM (Servicios Legales Integrales Municipales), instancias que permiten a las mujeres acceder a servicios de justicia, prevención y atención psicológica.

Hanalí Huaycho, un nombre que marcó el grito por justicia: Ley 348
Foto: Oxígeno Digital

Hanalí Huaycho Hanover

La promulgación de la Ley 348, «Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia», estuvo estrechamente vinculada con el asesinato de Hanalí Huaycho, periodista boliviana asesinada en 2013 por su pareja, un oficial de policía. Este caso conmocionó al país, visibilizando la gravedad de la violencia de género y acelerando la aprobación de la normativa como respuesta estatal.

Para saber mas del caso, haz clic aquí.

Creación del Servicio Legal Integral Municipal (SLIM)

El Servicio Legal Integral Municipal (SLIM) es un mecanismo creado por la Ley 348 (Ley para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia), con el objetivo de ofrecer atención integral a las mujeres víctimas de violencia de género en los municipios. Los SLIM proporcionan servicios gratuitos de asesoría legal, psicológica y social, y acompañan a las mujeres durante el proceso judicial. Fueron establecidos por la Ley 243 (Ley del Órgano Electoral Plurinacional), que impulsa la creación de mecanismos para garantizar el acceso a la justicia y protección a las mujeres. 

Por un lado, sus fortalezas radican en el acceso gratuito y especializado para mujeres víctimas de violencia, brindando atención legal, psicológica y social integral. Además, permiten acompañamiento continuo en el proceso judicial y cuentan con coordinación local, lo que facilita la atención personalizada y la implementación de medidas de protección a nivel municipal. Sin embargo, existen dificultades en su funcionamiento, como la falta de recursos humanos y financieros suficientes, especialmente en zonas rurales. Además, persisten problemas de capacitación y sensibilización del personal, lo que afecta la calidad de la atención. La coordinación insuficiente entre instituciones también limita la efectividad de los SLIM, dificultando la implementación de medidas de protección y reparación para las víctimas de violencia.

2014

2016

PROMULGACIÓN DE LA LEY 807 DE IDENTIDAD DE GÉNERO DE BOLIVIA

La Ley de Identidad de Género de Bolivia, Ley N° 807, promulgada en mayo de 2016, permite a personas transgénero y transexuales el derecho a cambiar su nombre, imagen y datos de género en documentos oficiales, como el carnet de identidad y el registro civil. Esta ley se considera un hito en derechos humanos en Bolivia, ya que reconoce y legitima la identidad de género de cada persona sin necesidad de procesos judiciales o requisitos médicos, como cirugías de reasignación de género. La ley fue impulsada por organizaciones y colectivos LGBTIQ+ y refleja el compromiso del Estado boliviano hacia el respeto y la protección de los derechos humanos de todas las personas, independientemente de su identidad de género.

Esta ley representa un avance significativo en la lucha contra la discriminación y la violencia hacia las personas trans, quienes enfrentan altos niveles de estigmatización y exclusión social. Al permitir el reconocimiento de la identidad de género auto-percibida, la Ley 807 fortalece el acceso de las personas trans a derechos fundamentales, como el empleo, la educación, la salud y la participación en la vida pública. Este reconocimiento legal también contribuye a deconstruir las normas de género rígidas y permite un mayor respeto hacia las diversas expresiones de identidad, promoviendo una sociedad más inclusiva y equitativa para todas las personas.

Ley 807: un paso hacia la igualdad y el respeto por la identidad de género
Foto: Opinión Bolivia

2018

MÁS ALLÁ DE LA PARIDAD NUMÉRICA: LA LEY 1096 Y EL IMPULSO A LA DEMOCRACIA PARITARIA EN BOLIVIA

El 1 de septiembre de 2018 se aprobó la Ley de Organizaciones Políticas en Bolivia, que exige a los partidos políticos promover la democratización interna y crear mecanismos específicos para enfrentar la violencia política hacia las mujeres. Esta ley establece que los partidos deben contar con un régimen de género y despatriarcalización para asegurar la inclusión efectiva de mujeres en sus estructuras, abordando la falta de representación femenina desde la base, así como adaptar sus estatutos y reglamentos para cumplir con la paridad de género y favorecer la participación de mujeres en puestos de poder y decisión, asegurando que la inclusión sea un proceso integral y no solo una obligación numérica. Por otro lado, establece obligaciones para el OEP, referidas a vigilar y garantizar el cumplimiento de los principios de paridad y alternancia.

La promulgación de esta ley busca ir más allá de la paridad numérica y pretende garantizar un proceso más profundo en cuanto a la igualdad de condiciones y oportunidades para las mujeres con la llamada democracia paritaria, un modelo inclusivo donde la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres sea una realidad.

Ley 1096: un compromiso con la inclusión y el fortalecimiento de la democracia
Foto: Brújula Digital

2019

2020 EN ADELANTE

Tras la renuncia del presidente Evo Morales en 2019, Bolivia vivió un periodo de crisis social y política que se vio acrecentado con la llegada de la pandemia del Covid-19 y que tuvo un impacto multidimensional y global. Sin embargo, golpeó de manera desproporcionada a las mujeres, sobre todo a aquellas que vivían en situación de violencia, quienes durante el confinamiento tuvieron que convivir con sus agresores y sobrellevar la acrecentada carga de trabajo de cuidado no remunerado.

El gobierno de la expresidenta Jeanine Áñez convocó a elecciones y en 2020 se impuso el Movimiento al Socialismo (MAS), con Luis Arce Catacora como presidente y David Choquehuanca como vicepresidente. Este hecho fue crucial para la estabilidad política del país.

En tanto, mujeres en la política como Andrea Barrientos, Nadia Cruz, Betty Yañíquez, entre otras, se convirtieron en referentes en la lucha contra la violencia hacia las mujeres, en un contexto en el que volvieron a cobrar fuerza sectores conservadores y contrarios al avance de los derechos de las mujeres. La Ley 348, Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, fue blanco de muchos ataques.

En el ámbito económico, el gobierno central y los gobiernos locales promovieron políticas orientadas a la autonomía económica de las mujeres, promoviendo programas de apoyo a emprendimientos y la reducción de la brecha salarial de género. No obstante, las políticas extractivistas y la explotación irresponsable de los recursos naturales siguen afectando gravemente a las comunidades más vulnerables, donde las mujeres son las principales perjudicadas, especialmente en términos de salud y bienestar. Esto subraya la necesidad de un cambio en el enfoque de desarrollo, que reconozca el papel fundamental de las mujeres no solo en la economía familiar, sino también en la gestión sostenible de los recursos naturales.

A pesar de las adversidades y las constantes resistencias de un sistema patriarcal, las mujeres de Bolivia siguen siendo protagonistas fundamentales y agentes imprescindibles de transformación social y política.

2020

2022

2023

LA EDUCACIÓN INTEGRAL EN SEXUALIDAD SE INSERTA EN EL CURRÍCULO EDUCATIVO BOLIVIANO

En 2023, el Ministerio de Educación de Bolivia aprobó la inclusión de la Educación Sexual Integral (ESI) en el currículo educativo. Esta decisión se fundamentó en la necesidad de ofrecer a estudiantes conocimientos y habilidades para prevenir diversas formas de violencia, promover la igualdad de género, y desarrollar un conocimiento claro y seguro sobre sus cuerpos y emociones. Los contenidos de la ESI no solo abordan temas de cambios físicos y sexuales, sino que incluyen elementos clave sobre la gestión de emociones, las relaciones interpersonales y el reconocimiento de derechos desde una perspectiva preventiva e informativa. 

Esta iniciativa tiene como objetivo educar a niños y adolescentes en temas de salud sexual y reproductiva desde un enfoque de derechos humanos, buscando reducir situaciones de violencia y abuso, así como promover la igualdad de género. A pesar de estos objetivos, sectores conservadores y la Iglesia Católica en Bolivia se opusieron enérgicamente, argumentando que el currículo introduce «ideología de género» y conceptos inadecuados para menores. La Iglesia llegó a describir el currículo como «pervertido», manifestando preocupación de que pudiera confundir o influir en las identidades de género de las y  los estudiantes. Sin embargo, especialistas y defensores de derechos humanos, como la Coordinadora de la Mujer, destacan que la ESI es crucial para el desarrollo de competencias que ayuden a prevenir abusos y acoso. Y argumentan que estos contenidos están adaptados de manera gradual según la edad y son necesarios para empoderar a los jóvenes, permitiéndoles tomar decisiones informadas sobre su bienestar físico y emocional.

Defender la EIS para una educación que proteja y prevenga
Foto: ABI

Senado y la Coord. de la Mujer saludan inclusión de la Despatriarcalización en Curricula Educativa
Foto: Bolivia TV Oficial

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